Tuesday, April 27, 2010

NUEVA ERA POR UN VOTO INFORMADO, POR UN VOTO RESPONSABLE



Por Vladimir Meza Villarreal



Nueva ERA vive una fiesta democrática como preludio al 3 de octubre (elección de nuestras nuevas autoridades municipales y regionales) pues ha terminado con su proceso electoral interno, donde cada integrante de manera responsable y madura ejerce y practica la democracia interna tal como lo manda la ley de partidos políticos y lo exige nuestra doctrina.
La Secretaría Técnica del Plan de Gobierno de Nueva ERA está en un proceso de difusión de nuestro Plan de Gobierno para la ciudad de Huaraz, llamado el PLAN HUARAZ.
El PLAN HUARAZ es producto de dos años de trabajo arduo, múltiples reuniones con especialistas y profesionales, aportes entusiastas de vecinos y vecinas, todo ello con el objetivo de proponer un Plan de Gobierno responsable que busque el desarrollo sostenible de Huaraz, de lograr el verdadero cambio que merecemos todos los huaracinos, caracterizado por ser desarrollado de manera responsable, con una gestión eficiente, honesta, transparente, técnica y profesional.
En Nueva ERA queremos que este 3 de octubre exista un voto informado y responsable, queremos que los ciudadanos y ciudadanas de Huaraz nos den su confianza y voten por Nueva Era por que conocen nuestro plan de gobierno y que una vez gobierno nos exijan y vigilen que el mismo se cumpla. El tiempo es corto por eso esperamos con urgencia los planes de gobierno de las otras candidaturas y movimientos políticos para la ciudad de Huaraz; Nueva ERA se compromete a debatir públicamente los Planes de Gobierno cuantas veces sea necesario y requerido por los medios de comunicación, universidades, barrios, colegios profesionales y organizaciones de base de nuestro Huaraz.

Tuesday, April 06, 2010

Nueva ERA asistió a evento sobre Gestión de Riesgos y Prevención de Desastres

El equipo de la Secretaria Técnica del Plan de Gobierno de Nueva ERA encabezada por Vladimir Meza asistió el evento “El Riesgo de Desastres Hoy” que organizó la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Entre los expositores del evento destacaron el Dr. Ken Takahashi. Investigador científico del Instituto Geofísico del Perú, el Mg. Gilberto Romero Zeballos, Coordinador de Proyectos de PREDES y el Dr. Marcial Blondet con su ponencia sobre la Construcción de viviendas de adobe saludables y seguras en áreas sísmicas.
Vladimir Meza destacó que este evento nos mostró los avances y perspectivas de la Gestión del Riesgo de Desastres y la importancia de esta para la gestión municipal de Huaraz, recordemos que el terremoto del 31 de mayo de 1970 destruyó la ciudad de Huaraz en un 90 %.
Anexo para recordar:
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/Html/2008-05-31/el-terremoto-1970-memoria-tragedia.html



CONTRACORRIENTE
El terremoto de 1970: memoria de una tragedia
Por David Hidalgo Vega
Solo en la ciudad de Huaraz, la cantidad de muertos supera la cifra de diez mil. Sin embargo, es posible que nunca se llegue a precisar el número, en vista de que los cadáveres están siendo enterrados por centenares, sin previa identificación, especialmente en los caseríos o zonas aledañas. A la cantidad de muertos antes anotada se suma 20 mil heridos contabilizados hasta el momento por el personal médico que presta primeros auxilios en la zona. Estos trágicos resultados han sido observados en la misma ciudad de Huaraz por este enviado especial, quien llegó allí al mediodía de ayer luego de un penoso viaje a pie que duró 50 horas. El cuadro es pavoroso. Huaraz está completamente destruida. La mayor parte de las casas construidas de adobe que componen el centro urbano se han derrumbado. Las restantes, levantadas en base a materiales nobles, cuando no han cedido totalmente a la fuerza del sismo, presentan tan graves daños que en la mayoría de los casos se las considera inhabitables.Víctor Rodríguez. Enviado especial de El Comercio. Viernes 5 de junio de 1970.
La mayor pesadilla de los Andes es un recuerdo que flota en la memoria como un fantasma. Se refiere a cuarenta segundos fatídicos de hace treinta y ocho años. La contabilidad de las tragedias nacionales lo pinta brutal: una ciudad desaparecida, poblaciones sepultadas, un miedo que casi cuatro décadas después todavía reaparece cuando nuevos golpes sacuden al país. El terremoto del 31 de mayo de 1970, un cataclismo de 7,8 grados en la escala de Richter, abrió grietas profundas en el lomo de la cordillera y en el destino de una nación. Los pocos sobrevivientes de la zona más afectada y primeros testigos dejaron relatos temblorosos de aquellos momentos. Muchos quedaron registrados en las páginas de El Comercio.
Los enviados especiales de este Diario fueron de los primeros en llegar a una región devastada. Por sus ojos se fue descubriendo la tragedia en las primeras planas. "Terremoto en el norte", anunció la portada del día siguiente, "se teme que el número de víctimas sea muy elevado". "Hay más de mil muertos", advirtió el titular de la segunda mañana. Para el tercer día, las previsiones de descalabraron: "30 mil son nuestros muertos", clamó la primera página. Las desgracias venían repartidas desde Chimbote, Trujillo y, sobre todo, del Callejón de Huaylas. Llegaban de a pocos, por el corte de las comunicaciones, pero traían las voces necesarias para comprender el panorama. "Hemos pasado la noche más triste de nuestra vida --declaró el alcalde de Huaraz--. En una infatigable jornada, que comenzó desde el momento de producirse el movimiento telúrico, grupos de voluntarios no dejaron de prestar auxilio a los heridos, rescatar cadáveres y proteger a mujeres aterradas y niños indefensos".
Las fotografías de esos días tremendos mostraban un panorama insólito: en el Callejón de Huaylas los escombros de una ciudad aprisionaban decenas de cadáveres sin sepultura, en Chimbote había gente que por necesidad debió refugiarse en construcciones derruidas, en Huarmey los pobladores se arriesgaban a cruzar un puente a punto de colapsar. Frases apocalípticas encabezaban las informaciones: "Luego del terremoto, siniestros aluviones cubrieron los pueblos", "Casi está en ruinas la ciudad de Huaraz", "Huaraz ofrece pavoroso aspecto".
Un dramático mensaje radial fue captado por breves minutos, ayer por la mañana, procedente de Huallanca. Decía: "Tuvimos un amanecer de terror. La tierra sigue temblando. Los cerros se desmoronan estrepitosamente. Una espesa nube de polvo cubre toda la región. La gente muere asfixiada". Y aquí se cortó bruscamente la comunicación. Asimismo, se supo que el caserío de Ampay, en la provincia de Bolognesi, había desaparecido totalmente. Una comisión que llegó a Barranca, viajando 24 horas a pie por los cerros, informó que de las tres mil casas que había en Ocros, solo 5 se mantenían en pie, entre las rocas y piedras de los cerros aledaños. Sobre otros pintorescos pueblecitos y caseríos del Callejón de Huaylas no se sabe nada. En cambio hay noticias sobre 23 muertos en Trujillo y sus distritos. En Huaraz la situación es desesperante. Faltan manos para sepultar los cadáveres, que en algunos barrios han entrado en descomposición. El hambre comienza a dejar sentir sus efectos. Se teme el desarrollo de alguna epidemia.El Comercio, miércoles 3 de junio de 1970.
El reportero Javier Ascue, enviado por este Diario, fue el primero que llegó a Yungay. Había cruzado a pie las heladas punas de Áncash para constatar con sus propios ojos lo que había pasado. La señal de que iba en la dirección correcta fue el olor de los cadáveres que puso sus sentidos en alerta. Al principio apuntaba los cuerpos que iba encontrando. Dejó de hacerlo cuando resbaló sobre una montaña de cuerpos abiertos. "Me queda el trauma de saltar cuando siento algo blando", dijo hace un tiempo, al recordar esa experiencia. Poco después encontró las palmeras enterradas que eran ya el último signo de lo que había sido una ciudad.
La población de Yungay estaba calculada en 25 mil personas. La vesania de esa historia era que por esos días se había organizado una feria comercial que reunía a pobladores de otras tres ciudades cercanas. De esa multitud, solo sobrevivieron 92 personas. Fueron las que alcanzaron la altura de algunos cerros para escapar del alud. El resto pereció bajo 50 millones de toneladas métricas de hielo y piedras. A una velocidad de 300 kilómetros por hora, esa masa fue tan letal como un arma de destrucción masiva. "Casi me vuelvo loco, escuchaba voces que me pedían ayuda desde abajo, lloraba cuando los niños me preguntaban por sus madres, dormí una noche a la intemperie y no soporté más", ha contado Ascue sobre sí mismo. Su angustia de testigo no era exagerada: 20 mil huérfanos tuvieron que iniciar una vida distinta desde esa fecha.
Por ser nuestro territorio definitivamente sísmico, por estar en zonas de fallas geológicas, en las que los temblores y terremotos se originan, las edificaciones de nuestras ciudades deben ser asísmicas. Ciento por ciento asísmicas. La arquitectura está muy avanzada en ese sentido y puede garantizar construcciones resistentes. Si a lo largo de una centuria ocurren como media docena de terremotos en el Perú, este fatídico accidente justificaría a plenitud un reglamento que obligase a los constructores de edificios, en la medida en que los problemas de orden financiero lo permitan, a incluir en sus obras como primer requisito el diseño asísmico, no solo en Lima sino en todas las ciudades del país. Será una prudente manera de aprovechar la enseñanza dejada por la desgracia. Editorial de El Comercio, martes 2 de junio.
La conciencia se manifestó al mismo tiempo que las noticias desde el frente de infortunio. "El tiempo está mostrando las gigantescas proporciones del desastre", señaló un editorial del decano de la prensa nacional. Entonces tomaban cuerpo las evidentes fallas de previsión y, de paso, de organización para responder a las tragedias. "En el Perú está por escribirse la epopeya del hombre que sobrevive como los peces de peña, como los líquenes aferrados a las rocas", dijo en términos más poéticos un columnista nuestro de esos días.
Y, sin embargo, el país se movilizó de inmediato, como en cada llamado del dolor. Cuando ochenta paracaidistas del Ejército y la Guardia Civil tomaron el control de la zona, el drama fue paliado con actividades y gestos de solidaridad. El Comercio puso a disposición del público su sistema radial para facilitar la comunicación entre familias separadas. La Universidad de San Marcos publicó un comunicado en que anunciaba la donación de un día de trabajo por parte de todos sus trabajadores. La Sociedad Nacional de Pesquería se comprometió a donar cien millones de soles, que serían cubiertos con aporte de las entonces poderosas empresas de harina de pescado. Incluso la selección peruana de fútbol, que por esos días disputaba el campeonato mundial de México, anunció desde allá que enviaría 11 mil dólares, salidos de las primas que le correspondían a cada jugador por su participación. Los testigos de ese tiempo, los que se salvaron de la desgracia o quienes la vivieron de lejos, recuerdan el gesto como uno de los atenuantes del dolor en días tan trágicos. El Comercio lo consignó como un signo de esperanza.
Pese al sentimiento que embarga ahora al pueblo peruano por la tragedia sísmica que ha enlutado muchos hogares, en Lima y se sabe también que en algunas provincias se desbordó la alegría por el triunfo de nuestra selección frente al elenco búlgaro en su primera presentación en el Mundial de Fútbol de México. Los muchachos peruanos dieron el mejor paliativo para el dolor que embarga al Perú por la tragedia. En esta capital, desde las 4 de la tarde, la gente se "guardó" en sus casas o también en los bares y bodegas, donde hubo receptores de televisión para no perderse ni un minuto las incidencias del encuentro Cuando en las ondas sonoras se escuchó el pitazo final con el triunfo de Perú, la gente se lanzó a las calles para celebrar el triunfo. El ambiente que se vio el día anterior por la tragedia del sismo, lleno de melancolía y pesar, dio un vuelco increíble. El Comercio, miércoles 3 de junio

"EL REGRESO DEL FUTURO Y LAS CUESTIONES DEL CONOCIMIENTO"

EL REGRESO DEL FUTURO Y LAS CUESTIONES DEL CONOCIMIENTO
Por Anibal Quijano


Las notas que siguen abren algunas cuestiones acerca de las implicaciones del. regreso del futuro sobre la producción del conocimiento. Quizá muchos, si no todos, concuerden con que al final de los años 80 todo lo que era opuesto al capitalismo, resistía al imperialismo o rivalizaba con él, había sido derrotado en todo el mundo. La especificidad de esa derrota consiste, en mi opinión, en la extinción de todo un determinado horizonte de futuro. Permítanme explicarme.
Durante los últimos 500 años, es decir desde América, siempre ha habido al frente de todos, de todo el mundo, un horizonte brillante, incluso resplandeciente para ciertas promesas y en ciertos momentos: la modernidad, la racionalidad, el progreso, el liberalismo, el nacionalismo, el socialismo. El tiempo que ese horizonte anunciaba o prometía no era pues la mera continuación del presente y del pasado. Era nuevo, entrañaba el cambio y anunciaba o prometía lo deseado o lo esperado, quizás incluso lo soñado. De todos modos, un sentido distinto para cada historia, en cada espacio/tiempo.
Debido a eso, las numerosas derrotas de las innúmeras luchas y de las muchas gentes que perseguían la conquista de algunas de esas metas fueron asumidas como transitorias siempre, como coyunturales muchas veces, esto es de plazo histórico, pero en caso alguno comofinales o definitivas: el horizonte estaba allí delante, el buscado futuro estaba allá, invicto, con más alto resplandor cuanto más distantedespués de una derrota. Además, en los últimos tres siglos habíamos logrado, de veras, muchas victorias. Las formas peores de explotación habían sido arrinconadas. En muchas partes del mundo, la faunadominante había tenido que admitir, por lo menos, negociar los límites de la dominación y de la explotación. Los grandes imperios coloniales habían sido, casi todos, destruidos. Y en un momento hasta pareció real que la dominación y la explotación comenzaban, en ciertas áreas del mundo, a quedar atrás. Esas victorias sólo confirmaban la poderosa certidumbre de que las luchas se orientaban hacia un real horizonte de futuro, no a una visión engañosa. Para esa esperanza, toda derrotaera sólo un momento de la lucha. Por eso, millones de gentes pudieron resistirlo todo, desde el exilio, la cárcel, la tortura, la muerte, hasta lo más personal y doloroso, el sacrificio o la pérdida de vidas amadas.
Estoy seguro de que muchos lo saben personalmente, país por país. O pueden haberse preguntado lo que sintieron los derrotados de la guerra civil española, toda una generación de revolucionarios de todo el mundo, temiendo o sabiendo que sería largo el tiempo de la derrota. Pero no hay testimonio alguno de esos años que indicara una renuncia al camino que el horizonte señalaba. “Si España cae, digo, es un decir, niños del mundo id a buscarla”, clamaba Vallejo. Pero estaba seguro de que los niños del mundo irían a buscarla. En América Latina, la más análoga experiencia colectiva fue, probablemente, la caída de Allende en 1973, preludiada por la derrota de la Asamblea Popular en Bolivia, en 1972.
No es mi propósito, esta vez, hurgar en las determinaciones de esas derrotas. Lo que me interesa es señalar, primero, que desde fines de los 60s (Shangai 1967, Paris 1968, Praga 1969) comenzó a eclipsarse–y no ya sólo para una reducida y arrinconada minoría– el más brillante horizonte de futuro de ese período y que desde mediados de los 70s(el estallido de la crisis mundial del capitalismo) hasta fines de los 80 (la “caída del muro“ y la desintegración final del “campo socialista”),terminó extinguiéndose en todo el mundo. Y segundo, preguntar por sus implicaciones sobre las cuestiones del conocimiento.
Sobre lo primero, no creo que sean muchos los que nieguenque todos los movimientos, organizaciones y regímenes políticos que buscaban sea una importante desconcentración del control del poder, sea su radical redistribución, para fines de los 80 habían sido todos, en todo el mundo, derrotados. Todos ellos se extinguieron. Y con ellos se extinguió también, no sólo se eclipsó, todo horizonte de futuro para toda la década de los 90, a menos que alguien estuviera dispuesto a sostener, en serio, que ese horizonte fuera el neoliberalismo. Para algunas de las vertientes neoliberales, inclusive había llegado al fin de la historia (Fukuyama). Por primera vez en 500 años los más ilustres sueños de la especie parecían haber sido enterrados. Extraviada la esperanza, el temor oscurecía de nuevo el horizonte.1
Sobre lo segundo, sugiero que la extinción del horizonte defuturo se hizo perceptible para todos sobre todo desde fines de los 80s. En todo caso, es desde entonces que la intersubjetividad mundialaparece marcada, intempestivamente, por dos rasgos: uno, para muchos la extraña sensación de que las ideas, las propuestas, las promesas y las razones de cambios históricos radicales pertenecían a un pasado súbitamente remoto; dos, el abandono, rápido y masivo e igual derepentino, de las perspectivas mentales, de las cuestiones y categorías conceptuales asociadas a aquellas que preguntaban por el poder en la existencia social y por los modos de su crisis y de su cambio radical o de su remoción definitiva. O, para decirlo en fácil, lo que se reconocía como el “pensamiento crítico” era abandonado sin debate. El único debate, si de verdad lo fue, en América Latina tiene en rigor virtud testimonial: la “crisis de paradigmas”. Y fue nada menos que Fernando Henrique Cardoso, uno de los primeros, si no el primero, en acuñar la fórmula.
Son muchos y muy fuertes los núcleos de cuestiones que aquí se abren. En esta ocasión, quiero apuntar sólo a dos de ellos. En primer lugar, a las relaciones entre las perspectivas históricas del imaginario y las del conocimiento. Y en segundo lugar, a algo más complejo: lasrelaciones entre el imaginario, las acciones sociales y los modos deproducción de conocimiento.

Imaginario y conocimiento
La idea de un horizonte de futuro en cuanto un tiempo nuevo para la existencia social y de ese modo portador de un sentido nuevo de historia, total o parcial, radical o de superficie, apunta obviamente a una específica perspectiva de imaginario: la de un imaginario histórico. Muy diferente, en consecuencia, que la de un imaginario místico o mágico que trasciende a la historia.
La perspectiva de imaginario histórico que ha sido mundialmente hegemónica hasta hace poco, comenzó con América, aunque su elaboración central correspondiera a Europa. Implicó un cambio de porte histórico para las relaciones intersubjetivas de la población de todo el mundo. Y para Europa, en particular, el abandono del pasado comola edad dorada de la humanidad, por la del futuro como el continente histórico de la esperanza. Dos elementos me interesa destacar en esa específica perspectiva de imaginario: 1) la idea de modernidad/racionalidad asociada a las ideas de progreso y de mercado; 2) la idea de democracia como un interés social concreto, como la expresión cimera de la modernidad.2
Esta vez no iré muy lejos en esta indagación. Lo que me interesa es hacer notar que sin esas ideas/imágenes, determinadas preguntas a la “realidad”, es decir a la experiencia social, al poder en primertérmino, la elaboración de las cuestiones respectivas, la búsquedade las instancias de la “realidad” en donde encontrar los elementos de respuesta, los campos de relaciones que se establecen o se descubren en esa búsqueda, las explicaciones y los sentidos que se elaboran para esas respuestas, no serían posibles. O lo serían de modo muy diferente del que ha llevado a la constitución del conocimiento “crítico”, laperspectiva de conocimiento que hizo del poder del capital la cuestión central de investigación, de debate y de teoría científica. En otrostérminos, sugiero que la perspectiva de conocimiento implicada en el “pensamiento crítico” y en la “teoría crítica de la sociedad”, fue compañera y asociada de una perspectiva de imaginario también “crítico” que se instaló junto con la modernidad.

Imaginario e historia
¿Qué hizo que tales perspectivas de imaginario y de conocimiento que se desarrollaron asociadas se derrumbaran y se extinguierantambién asociadas? Si las cuestiones que la segunda indagaba estaban asociadas a la primera, ¿podría decirse que fue la extinción de ese específico horizonte de futuro lo que arrastró a la perspectiva de conocimiento que le estaba asociada? ¿O fue al revés, la derrota de las acciones sociales vinculadas a esa perspectiva de conocimiento lo que llevó a la extinción de la perspectiva de imaginario con la cual estaba asociada?
La extinción de todo un horizonte de futuro o perspectiva de imaginario histórico no podría ser explicada sino por cambios muy profundos en las fuentes intersubjetivas de donde surtía. Pero eso, sin duda, vale lo mismo para lo que ocurre o puede ocurrir con una dada perspectiva de conocimiento histórico social. En otras palabras, lo que estoy sugiriendo es que el patrón capitalista de poder ha venido modificando las fuentes mismas que alimentaban las corrientes del específico imaginario histórico, que podríamos llamar “crítico” y del conocimiento social “crítico” que le estaba asociado. En ambos lados se trata sin dudaalguna de una profunda victoria del capitalismo.
¿Se desprende de allí, simplemente, que el capitalismo ha salido victorioso, porque es invencible? ¿Y que, como lo propone el pensamiento “postmodernista”, esa crítica, sus propuestas y sus proyectos eran solamente “grandes narrativas”, quiméricas en lo fundamental, que hay que admitir que el poder o es una abstracción teóricamente impertinente o un dato inmutable de la vida tal como es, y respecto del cual, en consecuencia, apenas tiene sentido ubicar sus intersticios más aptos donde jugar con la libertad individual, como lo propone hoy la lectura postmodernista de Foucault ?.
En la sociedad, todo poder es una relación social de dominación/explotación/conflicto. Esos tres elementos constitutivos de toda relación de poder están allí en medidas y formas diferentes cada cual, según las situaciones, los espacios/tiempos concretos. El poder que se articula en torno del capitalismo ha resultado ser hasta ahora más fuerte que sus adversarios. Eso no es necesariamente, sin embargo, una demostración de su invencibilidad, sino la indicación de una relación de fuerzas que lleva a indagar por la de sus adversarios: ¿dónde reside su debilidad ?.
Para comenzar esa exploración, sugiero partir de otra pregunta, indispensable: ¿podría un imaginario histórico, y “crítico” en particular, vivir y desarrollarse largamente sin referentes demostrativos, en consecuencia victoriosos, en la experiencia concreta? Probablemente, no. O mejor, sin duda no. Porque un imaginario histórico no es lo mismo que un imaginario místico o mágico sobre un universo que trasciende a la historia concreta. Respecto de estos últimos, la experiencia concreta o no es un referente demostrativo necesario, porque ese imaginario latrasciende, o es siempre, de todos modos, una continua demostración del imaginario. Por ejemplo, para quien cree que el universo ha sido “creado”, la experiencia es una continua demostración. Pero para quien cree en la “inmaculada concepción”, la experiencia es del todo irrelevante. Sin embargo, ambas creencias corresponden a una misma perspectiva de imaginario místico.
Desde ese punto de vista, no es arbitrario, ni impertinente, sugerir que entre el imaginario histórico-critico y la experiencia histórica concreta, las relaciones originalmente ceñidas, casi podría decirse que simétricas si se considera los siglos XVIII y XIX desde la perspectiva europea, durante el siglo XX han tendido hacia un creciente desencuentro, el que ha ido llevando a la frustración continua y a la subalternización final de la subjetividad vinculada a ese imaginario. Es decir que una parte de la experiencia concreta, precisamente aquella vinculada a la fuerza hegemónica, responsable en consecuencia por las derrotas o las victorias, ha tendido a orientarse y a desarrollarse en una dirección distinta a la del imaginario crítico. Y en ese caso, las acciones destinadas a la materialización del imaginario eran o derrotadas o, mucho peor, precisamente las victorias mismas conducían a otra parte.3
Quizás es útil una corta historia. Desde comienzos del siglo XX y en especial desde la derrota de la República en España, se reduce el espacio del debate y de los movimientos sociales para los cuales la lucha por el control del Estado-nación no es el camino que lleva al horizonte de futuro donde la dominación y la explotación no son las que organizan la sociedad. Su espacio se reduce de tal modo que para una inmensa mayoría de la población mundial esas corrientes simplemente no existen. Se instala, en cambio, como mundialmente hegemónico el llamado “materialismo histórico” y desde la llamada Revolución Socialista en Rusia, en 1917, la vertiente que conserva su nombre político original como social-democracia cede su lugar en la hegemonía mundial a la que adopta el nombre de “marxismo-leninismo” y que pasa a ejercer eldominio mundial desde el nuevo Estado ruso, a partir de 1924.
Se sabe bien que ya desde 1917 algunas importantes minorías habían introducido críticas radicales sobre el carácter y el futuro del nuevo poder instalado en Rusia y que se reclamaba como revolucionario y socialista. Así, entre 1917-1918 Rosa Luxemburg denuncia el despotismo, Anton Pannekoek la contrarrevolución burocrática, Rodolfo Mondolfo el capitalismo de Estado que usurpa el lugar del socialismo y desde 1927 sobre todo Trotsky y sus seguidores denuncian las “deformacionesburocráticas” en lo que, sin embargo, reconocen aún como “Estadoobrero”.4 Pero a pesar de las críticas, a pesar de la experiencia de los “procesos” de Moscú, del asesinato de Trotsky, de los campos de trabajo forzado, Rusia y los bolcheviques lograron establecer una auténticaconstelación de prestigio sobre los revolucionarios de todo el mundo.En particular, su apoyo a las luchas anticoloniales y antimperialistas de todo el mundo hizo de Rusia un polo mundial de atracción y de dirección política, y su prestigio y su influencia no hicieron sino agrandarsedespués de la Segunda Guerra Mundial con la formación del “campo socialista” que incluía a todos los países de Europa Oriental, a China después de la Revolución China (1949) y a Cuba, después de 1962.
Sin embargo, no mucho después de la Segunda Guerra Mundial, en el “campo socialista” comenzó una secuencia de hechos que comenzaron a reintroducir dudas sobre el carácter real de dicho “campo” respecto del horizonte de futuro, del “imaginario crítico” anticapitalista. Desde entonces, las dudas no hicieron sino crecer y hacerse más profundas. Primero fue la ruptura de Tito y de Yugoeslavia con Stalin y con la URSS y dentro de la propia Yugoeslavia la disidencia que denuncia a la burocracia dominante como una “nueva clase“(Djilas). Luego fue la revuelta obrera de Berlin Este, en 1953, tan brutalmente reprimida que Brecht no dudó en hacer pública su feroz ironía: ya que el Estado estaba tan descontento de sus ciudadanos, debería elegir otros. No mucho después, en 1956, fue la revolución en Hungría, en donde fueron los propios tanques soviéticos los encargados de la sangrienta represión. A esos hechos se añadieron pronto las repetidas revueltas de los obreros de Polonia, durante las décadas del 50 y del 60.
Tras cada uno de esos hechos, numerosos intelectuales ligados a los partidos comunistas en muchos lugares, especialmente en Europa, decidieron romper con el partido. Después de la revuelta húngara se estima en unos 6 mil los intelectuales europeos que abandonaron a esos partidos (pienso en el desolado balance de La Somme et la Reste de Henri Lefevre). La gran mayoría de ellos no dejó, sin embargo, de ser socialista y marxista. Las dudas se hicieron definitivas cuando a la muerte de Stalin comenzaron a ser confirmadas, desde dentro mismo de la fauna dominante, las acusaciones de despotismo, de criminalidad y de abusos del régimen staliniano. El célebre Informe Kruschev, ante el XX Congreso del PCUS, tuvo un efecto devastador, a pesar de que los partidos stalinianos procuraban embutir todo en la inefable fórmula de “culto a la personalidad”. Después vino la ruptura chino-rusa, la expansión de la influencia maoísta como la versión substituta del stalinismo. Pero la masacre de la Comuna de Shangai, en 1967, ordenada por el propio Mao, anunciaba ya la orientación y el desemboque futuros del régimen chino. La secuencia final que lleva desde la represión y ocupación de Praga 1969, por los mismos tanques rusos, liquidando lo que prometía ser una liberalización democrática del despotismo burocrático, pasando porla revuelta finalmente exitosa de los obreros de Solidarnosc en Polonia,1976, a pesar del golpe militar staliniano del general Jaruzselsky, hasta la “caída del muro” en Berlin en 1989 y la desintegración del “campo socialista”, está sin duda fresca aún en la memoria de todos y no requiere más comentarios.
Esa secuencia fue en verdad suficientemente larga paramostrar al mundo la naturaleza real del patrón de poder impuesto en Rusia y en todo el “campo socialista” desde octubre de 1917. Su minoría dirigente –como es evidente por lo que ha hecho en todas partesdespués de la “caída”– durante ese período estaba interesada cada vez más en la privatización del control del poder, no en su destrucción.5 Y debido a eso las disidencias, como fueron llamadas las tendencias revolucionarias críticas dentro de los países del “campo socialista“, se ampliaron rápidamente y se hicieron explícitos los conflictos entre los controladores del poder y sus víctimas.
Fuera de esos países, los millones de trabajadores y de revolucionarios socialistas en todo el mundo continuaron combatiendo por las promesas del brillante horizonte de futuro asociado a la idea de socialismo. Y la crítica revolucionaria del poder comenzó a enfrentarse tanto al capitalismo como al despotismo burocrático dentro del “campo socialista“. Como Rudy Dutschke dijera en un mitin de Berlín poco antes de ser víctima de un intento de asesinato, era perceptible un poder despótico que comenzaba a extenderse desde Washington hasta Vladivostock y era urgente enfrentarlo antes de que se hiciera más fuerte.
Fue, pues, tanto al lado como separado de la hegemonía del “materialismo histórico” o “marxismo-leninismo”, que desde los años 60 se desarrolló en todo el mundo un nuevo movimiento social que se dirigía no solamente a la subversión del poder capitalista-imperialista, sino también a la del despotismo burocrático del “campo socialista”. Ya no se trataba solamente de la liberación de los obreros del trabajo explotador, sino de la liberación de las gentes, de todas las gentes, de la dominación y de la discriminación en cada uno de los aspectos de la vida humana en sociedad: de la mujer, de los homosexuales, de los jóvenes, de los discriminados por razones racista-etnicistas. Se trataba ahora de la plena liberación de la subjetividad, de la producción del conocimiento de sus ataduras en el poder, de la liberación de cada uno de los campos de la cultura, del arte en especial, de la defensa de la naturaleza frente la depredación humana, capitalista en particular. Se trataba de la liberación de las gentes de la autoridad encarnada en la “razón de Estado”.
La lucha por la ampliación y la profundización de la democracia en la sociedad, no sólo en el Estado-nación, no sólo como negociación de los límites y de las condiciones de la explotación y de la dominación, ni sólo como liberación del trabajo explotado, sino, ante todo, como la materialización de la idea de igualdad social de las gentes, como modo de las relaciones cotidianas entre las gentes, en cada ámbito de la existencia social, en todo el mundo, emergió como el núcleo más brillante del nuevo horizonte de futuro. Esas eran las propuestas y las imágenes de todos los movimientos de los jóvenes en ámbitos diversos, en Shangai en 1967, en mayo del París de 1968, en Tlatelolco en ese mismo año, en las calles de Praga en 1969, en la parte más activa del movimiento juvenil en los Estados Unidos, incluso en el medio millón de gentes que concurrieron a la fiesta de la subversión de Woodstock.
Un horizonte de futuro aún más encendido comenzó a instalarse. En otros términos, un imaginario crítico más radical y más global, que se enfrentaba al capitalismo y al despotismo burocrático del “socialismo real”, al mismo tiempo.
Después de casi un siglo retornaba el debate sobre el lugar del Estado en la articulación del poder, liberarse del cual era el sentido de toda revolución. Se trataba, en suma, de un imaginario asociado a la liberación de las gentes del poder, de todo poder. Y como es normal en la historia, fueron la música, las artes visuales, la poesía y el relato las formas de expresión más ceñidas del nuevo imaginario.
Nada sorprendente, desde ese punto de vista, que los dos poderes, el del capitalismo privado y el del despotismo burocrático, actuaran de algún modo al unísono para derrotar ese nuevo asalto al cielo. Tuvieron entonces pleno éxito. Pero el resultado fue esta genuina catástrofe histórica que estoy aquí tratando de hacer perceptible: la derrota de todos los movimientos, organizaciones, regímenes, opuestos a orivales del capital y de la burocracia, en todo el mundo, hasta su virtual extinción. Y con ellos, la extinción también de todo horizonte de futuro, de todo imaginario crítico, el ensombrecimiento de un horizonte que pasaba a estar ocupado, total y únicamente, por las predatorias necesidades del capital financiero.
La derrota del movimiento revolucionario mundial fue también la derrota del nuevo “imaginario crítico“. Este no tuvo la duraciónsuficiente como para generar también su propio “pensamiento crítico” y su propia “teoría crítica” de la sociedad. Una década o década y media no son, sin duda, suficientes para pasar del nuevo imaginario a laproducción de un nuevo modo de conocimiento. Es pertinente, en consecuencia, preguntarse también qué ocurrió con el llamado “pensamiento crítico” anterior y con su producto la llamada “teoría crítica de lasociedad”. Primero, porque esa perspectiva de conocimiento era la que orientaba, conducía en la práctica, las acciones sociales hacia el horizonte de futuro. Y, segundo, porque era también ella misma el tribunal que juzgaba y evaluaba la orientación y la eficacia de las acciones.
Tampoco en este asunto quiero ir aquí más lejos. Me limitaré, por ahora, a reiterar lo que ya he tratado de mostrar en otros textos:
1) Que ese “pensamiento crítico” y esa “teoría crítica” de la sociedad se constituyeron dentro de la perspectiva eurocéntrica de conocimiento y referidas al poder social específico de Europa. Aunque ya con el atisbo de las principales dificultades epistemológicas de dicha perspectiva, las preguntas a la realidad y las categorías conceptuales básicas, fueron elaboradas en y para la experiencia europea.
2) La hegemonía mundial fue ganada por la más definidamente eurocentrista de las versiones de tal “pensamiento crítico” y de su respectiva “teoría crítica”: el “materialismo histórico” o “marxismo-leninismo”. Y fue esa versión la que tenía el dominio en la conducción de las acciones y en la evaluación de la orientación y de la eficacia de éstas desde el comienzo del siglo XX.
3) Esa vertiente del pensamiento y de la teoría social ha sidodesde entonces alimentada, en lo fundamental, por la perspectivacognitiva del eurocentrismo y su desarrollo ha corrido, por eso, ceñido a las tendencias de tecnocratización creciente de esa específica racionalidad.
Ese específico proceso de la versión mundialmente dominante del pensamiento y de la teoría social que conducía y evaluaba las acciones frente al poder, fue generando un desencuentro creciente entre el imaginario crítico, la experiencia social concreta y la teoría social. Ese desencuentro se hizo cada vez más perceptible, esto es para cada vez mayor número de gente, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Las tendencias más profundas del capitalismo (no sólo del capital) que han llevado a la situación actual ya estaban en visible curso desde mediados de los 60s: las limitaciones crecientes a la mercantilización de la fuerza individual de trabajo; la “desocupación estructural”; la sobre-acumulación en unas áreas y la sub-acumulación en otras; la fragmentación del trabajo; la tecnocratización del conocimiento; la reducción del espacio de la democracia. Pero todo eso estaba en conflicto con un importante proceso de desconcentración del control del poder, en la mayor parte de los casos, y de efectiva redistribución de ese control, en menos casos. Y finalmente, con una ola mundial de cuestionamientos de las bases mismas del poder del capitalismo, entre mediados de los 60s hasta mediados de los 70s.
Por eso, cuando estalla la crisis mundial del capital a mediados de los 70s, para la inmensa mayoría de la “izquierda” del mundo debió parecer que las victorias anticapitalistas estaban más próximas. Sino fue así, en consecuencia, no se debió a que las gentes hubierancomenzado a salir de los horizontes críticos del imaginario, sino a quela conducción intelectual y política mundialmente hegemónica había hecho más profunda y definitiva su pertenencia y su identidad eurocéntrica. Sugiero, por eso, abrir esta nueva cuestión en el laberinto: la derrota mundial en la dimensión material estaba ya dada, primero, en la dimensión intelectual-política. La derrota entregó a las víctimas del capitalismo, en su mayoría, a un vacío del imaginario. A una minoría, a ingresar en los caminos conformistas del imaginario. Pero a losprofesionales del conocimiento, a ellos, en su mayoría abrumadora, les llevó a fortalecerse en sus propensiones eurocéntricas y abandonar sin complicaciones psicológicas los elementos cognitivos de la perspectiva crítica de conocimiento.

A la hora de la resistencia mundial: ¿el regreso del futuro?
Al terminar la década de los 90, también el tiempo de la derrota está comenzando a terminar. La resistencia contra las más perversas tendencias del capitalismo, lo que se conoce con el nombre de globalización, está ya levantándose en todo el mundo. En AméricaLatina, en particular en América del Sur, ningún país esta exceptuado de la creciente resistencia de los trabajadores y de la inestabilidadpolítica que allí se genera.
Ese nuevo período de acciones sociales que enfrentan el poder capitalista mundial, comienza a desarrollarse en un escenario casi totalmente cambiado, en su estructura, en sus elementos específicos, tanto en la dimensión material, como en la intersubjetiva de las relaciones sociales. En especial, en un tiempo de reconcentración casi total delcontrol del poder, del lado de los dominantes, y de fragmentación y desconcentración social, en el lado de los trabajadores.
No es inevitable que las versiones eurocéntricas convencionales (el “materialismo histórico”) obtengan la primacía inmediata enel comando de la resistencia. Pero casi siempre ocurre que las gentes comienzan a actuar no sólo frente a sus problemas y a sus necesidades, sino también apelando a su memoria para definir las nuevas situaciones y orientarse en ellas.
En todo caso, la resistencia mundial ya comenzada implica, o puede implicar, la reconstitución de un imaginario crítico, la reconstitución de otro horizonte de futuro, diferente del que se ha extinguido. Aún no está con nitidez a la vista ese probable horizonte nuevo. Pero si la resistencia no es aplastada pronto y del todo, esa será una indicación de que hay, de todos modos, un horizonte de futuro en plena constitución. ¿Cuáles son, cuáles serán, las imágenes históricas que allí seinstalen? Sobre ellas, por el momento, apenas puede tenerse sospechas de imágenes: la que fue derrotada y parecía enterrada, la esperanza más iluminada de los años 60, la democracia como igualdad social, no sólo comociudadanía en el Estado-nación, como legitimación de la diversidad de las gentes y de la heterogeneidad de sus creaciones,, como liberación de la vida en sociedad respecto de cada una de las formas y de los mecanismos de explotación, de dominación, de discriminación, como descolonización y liberación del conocimiento y del imaginario, como la co-presencia de la igualdad, de la solidaridad y de la libertad de todas las gentes en todas las sociedades, tenderá a buscar y a producir otro universo institucional donde pueda, realmente, ser expresada y defendida. Las disputas y combinaciones entre el moderno Estado-nación y la nueva Comunidad, serán quizás las que expresen la búsqueda de nuevas formas institucionales de autoridad donde el poder no esté presente o esté reducido y controlado su espacio. Lo que aquí interesa realmente es la exploración, por incipiente que pudiera ser, necesaria de todos modos, de un horizonte paralelo de conocimiento, de una racionalidad no-eurocéntrica, que pueda también ser parte del propio horizonte de futuro. En cualquier caso, hay una tarea planteada.